Carminda Mac Lorin – La ciudad de Buenos Aires recibió del 19 al 23 de noviembre 2018 el primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico. A sólo una semana de la reunión del G20 en la capital argentina, y teniendo como telar de fondo el ascenso del pensamiento reaccionario alrededor del mundo (y el electroshock que vino recientemente de Brasil con la elección de Bolsonaro), unas cincuenta mil personas se apuntaron para participar a este gran evento.
La apuesta de el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) de acercar el mundo de la investigación académica, el de las luchas sociales y de la política progresista, dió lugar a un programa estimulante y muy variado. Así, la primavera en Argentina fue protagonista de las cientos de actividades de este Foro, reuniendo a argentinos y gente de varias regiones del mundo. Algunas constataciones comunes se destacan en las intervenciones oídas durante este evento : el neoliberalismo amoral adoptado con cariño por muchos gobiernos está abriendo el paso a un “holocausto social y ecológico de inéditas proporciones” (El País, 20 de noviembre 2018). Y el saber convencional debe ser cuestionado reflexivamente, en un diálogo constante con las personas que actúan en movimientos sociales, para poder contribuir realmente a la construcción de alternativas concretas en este contexto.
Los primeros días del Foro, muy concurridos, pusieron sobre el escenario grandes figuras de la izquierda latinoamericana, entre ellas las ex-presidentas Dilma Roussef (Brasil) y Cristina Kirchner (Argentina), Alvaro García Linera, Ernesto Samper, Boaventura Sousa Santos, entre varios otros.
De un público aparentemente convencido surgían paulatinamente gritos de apoyo político y aplausos. Cientos de abanicos pacientemente alejaban el calor agobiante desde diferentes espacios del Ferro.
Sin embargo, varias charlas en talleres de los días subsecuentes o en conversaciones informales manifestaron un cierto disgusto frente a la personificación de las luchas sociales que se observó en los primeros días del Foro Mundial del Pensamiento Crítico. ¿Será que la adulación selectiva de ciertas personas sigue siendo útil para hacer crecer el compromiso ciudadano?
Ese 99% del que habla el inmenso cartel que anuncia el evento en la 9 de Julio – la avenida más grande de Buenos Aires (y del mundo según los decires de los porteños) – no es homogéneo. Este lema (que se tomó fuerza con las movilizaciones del 2011, y particularmente Occupy Wall Street) lleva el riego de esconder los privilegios y la diversidad de opresiones que se viven entre los que no son del susodicho 1%. Sin embargo, no podemos más que felicitar a la organización del Foro por haber difundido imágenes y mensajes que abrían muchas brechas para pensar la diversidad.
Y esta diversidad fue decididamente más visible durante los tres últimos días del Foro, que se dispersó por la ciudad, dándole paso unos treinta Foros especiales, a cientos de talleres, manifestaciones artísticas y otras actividades afines.
La pertinencia de este tipo de espacios me parece estar creciendo, así como la urgente necesidad de hacer converger aquellas personas que trabajan para la dignidad humana y la protección del planeta. Sin embargo, seis meses después del último Foro Social Mundial en Salvador de Bahía – Brasil – que cumplió ya sus 17 años de existencia – varias preguntas no hacen más que consolidarse. ¿Estamos hablándonos entre convencidos? ¿Más allá de galvanizar nuestras energías, y contribuir al acercamiento de nuestras redes (lo que es también necesario), estamos cambiando mentalidades y abriendo espacios de diálogos con aquellas personas que no piensan igual? ¿Estamos experimentando suficientes metodologías para lograr la participación activa de más y más personas en la construcción de sociedades presentes y futuros?
En todo caso, lo que sí es cierto es que este tipo de eventos alimenta esperanzas que por otro lado podrían estar marchitándose, ahora que necesitamos más que nunca utopías creadoras y transformadoras.
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